lunes, 22 de agosto de 2011

ANTONIO LOPE DE LA GARZA: "El primer ladrón"

Si bien existen muchas posiciones sobre quien ha descubierto el Río de la Plata, la versión más difundida es que lo descubre Juan Díaz de Solís, quien llega a su desembocadura el 2 de febrero de 1.516, día de Nuestra Señora de la Candelaría, por ende se constituye en el primer acto de presencia de la civilización en nuestras tierras, con las implicancias que ello conlleva.
También tengamos en cuenta que su presencia en las actuales tierras bonaerenses se conjuga con el enterramiento de su despensero “Martín García” en la isla que hoy lleva su nombre.
No solamente exploró al “Mar Dulce” como lo bautizara debido a la extensa superficie del río sino que tuvo que tomar intervención en cuestiones vinculadas a lo que parece fue la comisión del primer delito el cual fuera cometido por el marinero español ANTONIO LOPE DE LA GARZA.
Luego de desembarcar en una de sus orillas acompañado por un puñado de navegantes, Solis, recibió una queja de otro tripulante de apellido CALDERÓN en donde manifestaba que durante la noche, al momento de pasar la primera noche en suelo rioplatense “le fueron birlados de su faltriquera, que ocultara durante la noche bajo una adarga que traía, quince reales de oro que había ahorrado con grandes privaciones y esfuerzos. Sospechábale del hurto a un gaditano llamado Antonio Lope de la Garza, que durmiera a su derecha muy cerca de la adarga; agregando que era fama que el tal gaditano se apoderara de bienes impropios, pues su codicia y pocos escrúpulos era muy grande y conocida. Reconocidos por el Capitán todos los hechos, resultó que el acusado confesó haberse apropiado de los quince reales, justificando tal proceder por una deuda de juego que Calderón negábase a saldarle. Visto lo que antecede el señor Don Juan Díaz de Solís, a título de Piloto Mayor del Reino y Jede de la Expedición ordenó que por la mañana se castigase al susodicho de la Garza mediante la aplicación de diez garrotazos, aplicados con la fuerza y sin conmiseración para que sirva de ejemplo y como muestra de disciplina” (Colección de documentos relativos a la Conquista del Río de la Plata, Francisco Javier Bravo, Madrid, 1872).
Llegó la mañana siguiente y como coincidentemente pasa en el ahora, la pena no fue ejecutada. Dos horas después de la salida del sol los expedicionarios fueron sorprendidos por un grupo de indígenas que habitaban la zona dando muerte a Solís y a varios de los expedicionarios. El detalle del hecho: los fallecidos formaron parte del almuerzo de los atacantes a la vista del resto de los descubridores.
Fuente: La historia Popular, La delincuencia, Carlos Cúneo-Abel González, Centro Editor de América latina S.A., 1971.

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